Dienteperro

No todos transitamos el mismo camino, algunos chocamos con obstáculos que arrancan los pedazos del cuerpo como las olas del mar golpeando a las rocas de una costa, dejándolas en el dienteperro, palabra que utilizamos en Cuba para definir a los arrecifes marinos filosos.

Esta es la historia de un hombre sin historia, que lucha contra sus demonios internos y externos, reducido a un estado de supervivencia casi de náufrago, lanzado al contén de la vida. Un hombre que carga con su pasado y sus experiencias vividas en la guerra que no le dejan avanzar y lo convierten en un discapacitado social, un padre de buenas costumbres pero que ya no cabe en la sociedad. Un paria ninguneado, excluido y escondido por fuerzas hostiles que lo ven como una vergüenza del pasado, una mancha que nadie debe conocer.

Dienteperro es también su propio fantasma, su propia némesis, viviendo en una dualidad autodestructiva pero contenida. Manteniéndose muchos años en un bajo perfil, tratando de incorporarse a la sociedad por su hija, por la que vale aun la pena sobrevivir. Angélica es un ángel inconsciente que le han concedido como una frágil gracia en medio de su tormento. Pero es demasiado leve, demasiado sutil para contener la marea negra que lo embarga, que lo aísla para siempre de una vida normal.